En el post anterior: Introducción, Atentados y Detenciones y El Real Decreto-Ley contra el Terrorismo. MILES DE BUITRES CALLADOS
"Miles de buitres callados van extendiendo sus alas, no te destroza, amor mío,esta silenciosa danza,maldito baile de muertos,pólvora de la mañana".
"Miles de buitres callados van extendiendo sus alas, no te destroza, amor mío,esta silenciosa danza,maldito baile de muertos,pólvora de la mañana".
JUICIOS SUMARÍSIMOS A LOS MIEMBROS DE E.T.A.
Burgos el 28 de
Agosto de 1975. Se celebra el Consejo Militar Sumarísimo contra José Antonio
Garmendia Artola y Ángel Otaegui Echevarría, acusados de pertenecer a ETA y del
asesinato del guardia civil Gregorio Posadas Zurrón en Azpeitia. A pesar del
estado en que se encontraba Garmendia este firmó su declaración
autoinculpatoria ante el Juez cuatro semanas después de la lobotomía y a pesar
de que su estado mental, la declaración tuvo que firmarla con el
dedo pulgar. El médico psiquiatra del Hospital Militar de Burgos declaró en el
juicio que Garmendia no podía ser considerado incapaz totalmente. Las numerosas
pruebas en contra de la participación de Garmendia y Otaegui en el atentado
presentadas por sus abogados, testigos incluidos, fueron desechadas como era
habitual, parece que Otaegui nunca estuvo allí. Las intervenciones de las
defensas, magníficas según algunos observadores, Juan María Bandrés por Garmendia y Pedro Ruiz Balerdi por Otaegui no lograron
evitar que fueran condenados a muerte. En días siguientes se producen
manifestaciones en Le Havre, en Zurich y en Toulouse en contra de estas penas
de muerte.
Barcelona 19 de
Septiembre de 1975. El día 22 de agosto se le había comunicado a Txiki el auto
de procesamiento (Causa 141/4/75) en el que está imputado por diversas acciones
en unión de otras personas. El 15 de septiembre la autoridad castrense desglosa
la Causa 141/4/75 abriendo una nueva, la 100/4/75, en la que él es único
imputado y en la que se le pide pena de muerte en juicio sumarísimo por la
muerte del policía armada Ovidio Díaz López y por un atraco en la sucursal del
Banco de Santander de la calle Caspe de Barcelona el 6 de julio. La defensa se
adjudica a los abogados Mar Palmés y Magda Oranich conocidos antifranquistas a
quienes se da cuatro horas para prepararla aun cuando se pedía una condena a
muerte. El fiscal militar llegó a justificar la petición de pena "por
razones prácticas, históricas y estadísticas". Los abogados de Txiki
pidieron la anulación del proceso por la aplicación de un decreto-ley con
efectos retroactivos, por la no declaración en el juicio de testigos que según
el sumario lo habían identificado, por el rechazo por parte del tribunal de las
pruebas periciales y porque les habían arrancado la declaración mediante
torturas. Juan Paredes Manot (Txiki) fue condenado a muerte.
JUICIOS SUMARÍSIMOS A LOS MIEMBROS DEL F.R.A.P.
El 11 de septiembre
de 1975, comienza en las instalaciones militares de El Goloso, en Madrid, el
Consejo de Guerra sumarísimo contra cinco presuntos miembros del FRAP, acusados
del asesinato del policía Lucio Rodríguez Marín. Los procesados son Pablo
Mayoral Rueda, Manuel Antonio Blanco Chivite, José Humberto Francisco Baena
Alonso, Vladimiro Fernández Tovar y Fernando Sierra Marco. Los abogados Eduardo
Carvajal (de Chivite), José Mariano Benítez de Lugo (de Mayoral), Javier
Baselga (de Baena), Miguel Castells (de Tovar) y José Folguera (de Sierra),
apenas tienen tiempo de preparar la defensa, el sumario se les entrega 24 horas
antes, cuando lo legal eran 5 días.
Miguel Castells comenta: "Para el fiscal resulta suficiente con el
sumario confeccionado por la policía y el juez militar. A la defensa se le
rechazarán todas las pruebas que proponga... Para la justicia militar ya está
todo suficientemente probado y aclarado. El Consejo, en consecuencia, se
encuentra prejuzgado". El fiscal pide para los cinco la pena de muerte. De
la pantomima de ese juicio es interesante leer lo que escribió sobre el juicio
el acusado Antonio Blanco Chivite años después:
“Sometidos a
sumarísimos consejos de guerra, sus abogados, ante la afirmación de los
fiscales militares de que habían empuñado tal pistola, tal revólver o tal
escopeta, solicitaron, con el mayor de los respetos, que dicho armamento,
importantísima prueba de cargo como cualquiera puede colegir, se presentase
ante el correspondiente consejo de guerra y, además, no menos importantes, se
presentasen, igualmente, las pruebas periciales referentes a temas como huellas
dactilares, balística, y otras prácticas probatorias elementales. Además, la
policía, el grupo de la Brigada Político Social dirigido por el conocido
torturador comisario Roberto Conesa, afirmaba que, en efecto, se habían
capturado las armas de las que se hablaba en el apuntamiento preparado por la
instrucción.
Lo afirmaba pero,
¡oh, sorpresa!, no había pistola, ni revólver, ni escopeta, ni proyectiles,
nada pudo aportarse ante el consejo de guerra; ni pruebas balísticas, ni
huellas dactilares y, por no haber, tampoco había testigos, pese a que la
propia policía política, una vez más, había dicho que sí, que los había, pero
no, no los hubo. En realidad, no hubo nada. Ninguna prueba. Nada. Las armas no
existían más que en los papeles, en las informaciones facilitadas por la BPS a
la prensa y en las palabras de los fiscales. No estaban en ningún sitio. Nadie
vio ni oyó a los supuestos testigos ni nunca se supo nada de ellos. Todo eran
palabras y supuestas declaraciones, sumamente contradictorias en más de un
caso, más palabras, conseguidas a palos y bajo tortura. Nada más”.
Humberto Baena,
Vladimiro Fernández Tovar y Blanco Chivite fueron condenados a muerte, los
procesados Pablo Mayoral Rueda a 30 años y Fernando Sierra Marco a 25 años de
prisión.
La abogada
franco-tunecina Gisèle Halimi que seguía los procedimientos en España escribió
en un artículo titulado "Europa y el garrote" publicado días antes de
celebrarse el proceso en el periódico "Le Monde" refiriéndose a los
Consejos Sumarísimos que se van a seguir en Madrid:
"Los duros
interrogatorios que se llevan a cabo permitirán la confección de
'declaraciones' adecuadas entre sesión y sesión, a cargo de los Torquemada
franquistas. Construyen el sumario con la lógica acostumbrada: se distribuyen
los papeles y cada uno tiene que aceptar el suyo. La puesta en escena policial
ya está a punto: Blanco será el teórico de la acción, Tovar el responsable del
comando, Sierra el conductor del automóvil y Baena el que abatió al policía.
Así se matarán dos pájaros de un tiro: se habrán hallado a los culpables al
mismo tiempo que se desembarazarán de unos cuantos individuos que se oponen
activamente al fascismo".
El 17 de septiembre
tiene lugar, en el mismo sitio que el anterior, el Consejo de guerra
"sumarísimo" contra otros seis militantes del Partido Comunista de
España (marxista-leninista) y del FRAP, acusados de la ejecución del teniente
de la Guardia Civil Antonio Pose: Ramón García Sanz; José Luis Sánchez Bravo
Solla, Manuel Cañaveras de Gracia, Concepción Tristán López; María Jesús Dasca
Penelas, y José Fonfría Díaz. Las peticiones eran de pena de muerte para todos
menos para Fonfría para el que pedían 30 años de prisión.
Fue tal la cantidad
de cuestiones previas y recursos planteados por los defensores que el
Presidente del Tribunal los expulsó de la sala excepto a los defensores de
Fonfría. Uno de los abogados expulsados, Gerardo Viada, recuerda aquel momento:
"Era
terrorífico. Primero porque nosotros éramos muy jóvenes. Yo tenía 24 años. Y
nos enfrentábamos a una pena de muerte. Además, la tensión que había en El
Goloso... estábamos rodeados de cascos, metralletas, gritos... El presidente
tenía las instrucciones de seguir y uno a uno de los que íbamos pidiendo la
venia, nos iba expulsando. Nos fue echando a los doce abogados, a uno tras
otro. Yo, además, no sabía que pasaba cuando a los demás los echaban de la
sala. ¿Qué pasaba? Tal y como estaban las cosas no se sabía que cabía esperar.
Esto no era nada parecido a un juicio."
Bajo guardia militar
los abogados tuvieron que abandonar el cuartel. La sentencia resultó condena a
muerte a todos menos a Fonfría al que le quedó rebajada a 20 años de prisión.
El PSOE y el PCE que
habían denunciado las acciones armadas en la lucha antifranquista, se
abstuvieron de intentar defender a los acusados y presionaron a su gente para
que no lo hiciera, el PCE seguramente escamado por el intento del Gobierno de involucrarle en el atentado de la Calle Correo. No obstante Juan José Aguirre, Gerardo Viada, Ventura Pérez
Mariño, Francisca Sauquillo, Juan Lozano Villaplana, Miguel Satrústegui, Concha
de la Peña, Fernando Salas, Pilar Fernández García, Juan José Listerri fueron
aceptados como defensores, Gregorio Peces Barba, Tomás de la
Cuadra Salcedo y Pedro González y Gutiérrez-Barquín aceptaron llevar la
defensa de Fonfría por encargo de la familia. Recibieron el sumario 14
horas antes del Consejo de Guerra sin tiempo para estudiarlo.
Del informe de
Chistian Grobet observador judicial en nombre de la Federación Internacional de
Derechos del Hombre y de la Liga Suiza de Derechos del Hombre:
"El que suscribe
no puede por menos que comprobar una vez más que los derechos elementales de la
defensa, es decir, el derecho que tiene el acusado a ser juzgado con equidad …
ha sido menospreciado en España de la manera más grosera…. nunca ha tenido,
desde que asiste a procesos políticos en España, un sentimiento tan acusado de
asistir a tal simulacro de proceso, en definitiva una farsa siniestra, sobre
todo si pensamos en la suerte que se reserva a los acusado”. “Es evidente que
el régimen franquista no podía dejar impune el asesinato de un policía, sobre
todo en el clima actual de represión que ha alcanzado su paroxismo con la
promulgación de la Ley Antiterrorista, cuya finalidad es amordazar cualquier
forma de oposición. Era preciso encontrar culpables para infringirles el
castigo ejemplar exigido por ciertos sectores del régimen... ¿Pero son
realmente culpables los miembros del FRAP que están siendo juzgados? ¿No pagan
éstos por otros?".
El 19 de septiembre La
Conferencia Episcopal Española condena la violencia terrorista pero pide a
Franco el indulto para los condenados a muerte. Pero el general Mateo Prada
Canillas, capitán general de Burgos; el general Salvador Bañuls Navarro,
capitán general de Cataluña y el general Ángel Campano López, capitán general
de la I región militar (Madrid), confirmaron todas las sentencias y las 11
penas de muerte. Ahora le tocaba el turno al gobierno.
El Consejo de
Ministros se reúne el viernes 26 de septiembre de 1975, a las 18:35 el Ministro
de Información y Turismo, León Herrera, informa que el Gobierno en pleno se
había dado por enterado de las condenas a muerte a los militantes del FRAP (PC
M-L), José Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo Sollas y Ramón García Sanz y
los militantes de ETA Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui, y había
conmutada la pena a Manuel Blanco Chivite, Vladimiro Fernández Tovar,
Concepción Tristán López, María Jesús Dasca Pénelas y Manuel Cañaveras de
Gracia del FRAP y Jose Antonio Garmendia Artola de ETA; cuando terminó el
Consejo el Dictador se retiró a descansar con la orden expresa de que no se le
molestara, ni una llamada del Papa Pablo VI a las cuatro de la mañana fue
atendida. Exactamente 54 días después murió en la cama de un hospital un
dictador que merecía haber tenido la misma suerte que las decenas de miles de
muertes que provocó.
Una vez conocidas las
sentencias, el día 21 de septiembre se celebra una gran manifestación en Paris
en contra de las condenas a muerte. Pablo VI en su alocución dominical
del día 22 de septiembre condena los actos terroristas pide la conmutación de
las penas de muerte, en Toulouse y Paris son destrozados locales de empresas
españolas entre las que están Meliá y Banesto. El lunes 22 de septiembre Yves Montand,
Costa Gavras, Miguel Foucault y Régis Debray acompañados de varios
periodistas se presentan en Madrid con un documento firmado por intelectuales
franceses entre los que se encuentran Malraux, Mendes-France, Louis Aragón y Sartre; ante el intento de realizar una
rueda de prensa en la Plaza de España la policía los acompaña a Barajas donde a
las diez de la noche vuelven a París.
Nada más producirse
el anuncio de la confirmación de cinco penas de muerte, el día 26 de
septiembre, la prensa española habla de la magnanimidad del Dictador al haber
conmutado otras cinco. Nada más producirse el anuncio medio millar de personas
asaltan la embajada española en Bruselas entrando en la misma. En Euskadi se convoca Huelga General
mayoritariamente seguida y en todo el
país se multiplican las protestas en fábricas y en las universidades, hay que
tener en cuenta que estaba todavía vigente el estado de excepción. En el
Colegio de Abogados de Madrid se encierran varios abogados entre ellos Joaquín
Ruiz Jiménez, Enrique Tierno Galván, Jaime Cortezo y Joaquín Satrústegui,
hablan con el Vaticano y con Willie Brant, pero el Colegio está rodeado por la
policía y tienen que desalojarlo a media noche.
Unas cuatro horas
antes de las ejecuciones el Nuncio Apostólico monseñor Dadaglio visita al
subsecretario de Defensa, Juan José Rovira, para intentar la última gestión
ante Franco, este en toda la noche no se puso al teléfono a varias llamadas de
Pablo VI, según el cardiólogo del Dictador, Dr. Gámiz. Lo inevitable iba a pasar, en pocas horas las
ejecuciones se iban a producir y el único que las podía parar dormía, seguro
que con su conciencia tranquila, a la luz de la famosa “lucecita del Pardo”
LAS EJECUCIONES
Sábado 27 de
septiembre de 1975, 7:50 de la mañana, un cortejo sale de la Cárcel Modelo de
Barcelona, una caravana de 12 coches, como 12 hombres sin piedad, acompañaban a
Jon Paredes Manot (Txiki) a enfrentarse al pelotón de fusilamiento, un poco más
atrás viajaban su hermano Mikel y sus abogados, llegan a Sardañola del Vallés y
en el bosque que está junto al cementerio fue fusilado por un pelotón de seis
voluntarios del servicio de información de la Guardia Civil, mandado por un
Capitán del mismo cuerpo. Su hermano y los abogados presenciaron la ejecución. Según sus testimonios Txiki estaba atado de pies y manos a un trípode y los
guardias, de forma intencionada, no obedecieron inmediatamente la voz de fuego
y dispararon 12 veces, uno a uno en dos tandas con subfusiles de 9mm, 11
impactaron en el cuerpo causándole heridas no mortales; el abogado Marc Palmés
tuvo que pedir al Capitán que acabase con la agonía efectuando el tiro de
gracia. Los casquillos de la munición fueron recogidos por el hermano después
de acercarse a él, la abogada Magda Oranich todavía conserva parte de esos
casquillos y la pipa que le regaló Txiki la noche anterior.
A primeras horas de la mañana, en el penal de Villalón de Campos
(Burgos) es fusilado Ángel Otaegui Echevarría (Azpeiti). Pasó la noche fumando y hablando con dos
sacerdotes, el capellán de la Cruz Roja y el segundo capellán del penal, su familia no pudo asistirle en sus últimos momentos.
Azpeiti pidió ser fusilado de espaldas
Sábado 27 de
septiembre de 1975, un cortejo sale de la Cárcel de Carabanchel hasta el campo
militar de tiro de Matalasgrajas, en Hoyo de Manzanares (Madrid), tres pelotones
formados cada uno por 10 guardia civiles o policías nacionales, un sargento y
un teniente, todos voluntarios. A las 9.23 es fusilado José Humberto Baena, a
las 9.40 Ramón García Sanz y a las 10:00 José Luis Sánchez Bravo. A las 10.05
todo había concluido. No pudo asistir ningún familiar de los condenados, pese a
ser «ejecución pública», según marcaba la ley, los abogados y los familiares
fuera del campo de tiro oyeron las descargas con la angustia imaginable, cuenta
Paca Sauquillo que el único paisano que pudo asistir fue el párroco de la
localidad, que relató después la ejecución:
“Además de los
policías y guardias civiles que participaron en los piquetes, había otros que
llegaron en autobuses para jalear las ejecuciones. Muchos estaban borrachos.
Cuando fui a dar la extremaunción a uno de los fusilados, aún respiraba. Se
acercó el teniente que mandaba el pelotón y le dio el tiro de gracia, sin darme
tiempo a separarme del cuerpo caído. La sangre me salpicó.”
CONSECUENCIAS INTERNACIONALES
En Portugal después
de una gran manifestación un grupo de manifestantes toman la embajada de España
y la vivienda del embajador produciendo numerosos destrozos. El Presidente de
Méjico, Luis Echevarría, pide a la ONU la expulsión de España del organismo y
retira al embajador en Madrid rompiendo relaciones. Se producen manifestaciones
en numerosas capitales europeas,
Londres, Estocolmo, Berlín, Atenas, París, Copenhague, Burdeos, Hendaya,
La Haya. El primer ministro de los países bajos invita a los holandeses a
manifestarse y el primer ministro sueco Olof Palme encabeza una en Utrech.
Holanda, Noruega, Portugal, Alemania Federal, Gran Bretaña y la RDA retiran sus
embajadores de Madrid. La Alianza Atlántica aprueba una resolución por la que
nunca entraría España en el organismo mientras siguiera Franco en el poder. El
mismo Olof Palme aparece en toda la prensa pocos días después, pidiendo dinero por las calles de Estocolmo para
financiar la oposición franquista con un cartel colgado del cuello.
RESPUESTA DEL RÉGIMEN
Como tanta afrenta no
la podía soportar el Régimen el día 29 de septiembre Madrid se llena de
octavillas, esta vez sin detenciones, para convocar una gran acto de protesta
contra los extranjeros, la Dictadura estaba más aislada que nunca. El día 1 de
octubre en la Plaza de Oriente Franco, sin saber que sería su última aparición
pública, sale al balcón a saludar en compañía de doña Carmen y los Príncipes,
Juan Carlos y Sofía, la prensa habla de un millón de personas, que no cogerían
ni una encima de otra echados en el suelo. Allí entre cánticos del Cara al Sol,
“España, unida, jamás será vencida”, “No queremos apertura, solamente mano dura”,
“ETA al paredón”, “Muera el comunismo» y
el famoso “si vosotros tenéis ONU nosotros tenemos dos”, el Dictador dice la
famosa frase por última vez: “todo obedece a una conspiración
masónica-izquierdista en la clase política, en contubernio con la subversión
comunista-terrorista en lo social”.
Los hermanos de Humberto Baena llevan años pidiendo la anulación del Consejo Sumarísimo que le condenó a muerte, la viuda de Luis Sánchez Bravo, Silvia Carretero, que se exilió en Argentina con el hijo que esperaba el día de la ejecución de su compañero, ha presentado una denuncia ante los tribunales federales de Buenos Aires, en el marco de los procesos que se están llevando allí contra los crímenes del franquismo.
Los hermanos de Humberto Baena llevan años pidiendo la anulación del Consejo Sumarísimo que le condenó a muerte, la viuda de Luis Sánchez Bravo, Silvia Carretero, que se exilió en Argentina con el hijo que esperaba el día de la ejecución de su compañero, ha presentado una denuncia ante los tribunales federales de Buenos Aires, en el marco de los procesos que se están llevando allí contra los crímenes del franquismo.
Documental "Septiembre 1975" de Adolfo Dufour Andía
ABC comunica el enterado del Consejo de Ministros
Informe Semanal, 1975. El año que cambió España. Los últimos fusilamientos.
Informe Semanal, 1975. El año que cambió España. Los últimos fusilamientos.
Perfecto este segundo capítulo.
ResponderEliminarConviene que los más jóvenes se empapen leyendo los dos. La verdad, esa que siempre busco.
Enhorabuena Juan Vicente
Qué decirte sobre este pedazo de historia que gracias a gente como tú sé consigue desenterrar de la memoria perdida de este país???
ResponderEliminarRecuerdo a los olvidados y masacrados por la dictadura que nos quieren vender como dictablanda los cachorros de esa época que enarbolan su condición de demócratas portando las máscaras de la ingenuidad y el olvido.
Gracias y mil veces gracias por ser la voz de los enmudecidos¡¡¡
Gracias Nito. Me parece que esta parte de la Historia no se cuenta en los colegios, al igual que cuando yo estaba en él la Historia de España se terminaba en la Guerra de la Independencia, lo que venía después se hacía en resumen de resumen, yo por lo menos lo recuerdo así. No se si era por si querías saber más y preguntabas y eso no convenía. Un abrazo
EliminarEstoy estremecida, he vuelto a recordar, a revivir aquellos días, aquellos meses siniestros, horribles, obscuros. Me ha vuelto a la garganta la amargura y el miedo de una época en la que los asesinos del franquismo nos robaron a muchos la alegría de la juventud, además de la vida de sus víctimas. Y has olvidado a una de ellas, Juanvi, al hablar de los asesinados por la policía, a Enrique Ruano, al que dispararon y arrojaron por las escaleras de su casa, y dijeron que se había suicidado, amenazando posteriormente a su familia para que no hablase.
ResponderEliminarEn cualquier caso gracias por narrar los hechos tal cual fueron, que sepan que hay memoria, y que no olvidaremos tanto crimen y tanta ignominia aunque algunos se empeñen.
Gracias Luisa, solo he tocado los últimos años del Franquismo, que también fueron los que más profundamente viví. De Enrique Ruano no me he olvidado, incluso creo que hablo de él en una entrada que hice con motivo de la muerte de Fraga. Un abrazo.
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