Todos los personajes
que aquí aparecen son ficticios, así mismo como los sucesos que se narran, cualquier
parecido con la realidad es mera coincidencia.
Una noche del mes de
agosto, Sanxenxo, Mariano y Elvira están
sentados a la mesa de su casa de la villa “mariñeira” y “fariñeira”, de la
Provincia de Pontevedra, reducto veraniego de los cachorros y ya no tan
cachorros del partido de la Gaviota. Dan cuenta de una gran centolla de la ría,
una botella de albariño encima de la mesa. No hablan, solo comen, enfrascados
en sus pensamientos, Mariano pensando en Ángela y el sueño húmedo que tuvo la
noche pasada con ella. De repente en un móvil suena el “ondiñas veñen” y
Mariano da un salto.
—Coño Elvira, ¿será
Ángela?
—No creo Mariano, tus
obsesiones con la alemana me están empezando a mosquear, no sé que le has visto.
Anda coge.
— ¿Diga...? ¿quién...?
¿Quién es? ¿Digin? ¿qué coño es digin? - dijo mientras tomaba un sorbo de vino.
— ¡Coño! Arturo...,
jeje digo..., Artur. ¿Qué pasa? Es que hablas así como raro, dime, dime. Te
invitaría a una centolla pero por “guasssap” no te lo puedo enviar, jeje,
dime...
— Sí..., Sí...,
humm... ¡Joer que tropa...! Eso no lo voy a permitir, no te preocupes que
nosotros te ayudaremos en todo, pero sin que lo parezca, amoss a ver Arturo,
jeje..., Artur, tranquilo que mañana te llamo y te digo algo.
Mariano, que a estas
alturas tenía abierta la boca como en una risa bobalicona pasando la lengua
repetidamente sobre el labio superior, se guiñó un ojo a si mismo con
astucia mientras oía la voz de Artur y
después de algunas explicaciones más se despidió de él.
— Nada Arturo,
jejejeje, digo Artur...
— ... Mariconazo tú,
jajaja. Adeu, digooo... Adiós.
— ... Para esos
estamos, lo has hecho en Cataluña mejor que yo en España, una abraçada,
digo..., un abrazo, jeje.
Apagó el móvil y se
quedó pensativo. Se dirigió a la mesa, se sirvió otra copa y siguió mojando pan
en el caparazón de la centolla.
— ¿Qué pasa Mariano? —
dijo Elvira mientras chupaba una pata del centollo.
— Nada Elvira, tu sigue
chupando… la pata digo, jeje, tú a lo tuyo.
A la mañana siguiente,
después de la caminata de 32 km por la playa de Sanxenxo seguido por seis
guardaespaldas cachas y guapetones volvió a la casa y disfrutó de un opíparo
desayuno en el que no faltó el buen vino del país, se encerró en su despacho y
llamó a Soraya.
— ¡¡Sorayita!! Buenos
días...! Si, en Sanxenxo…, hoy no tengo en la agenda ninguna de esas visitas
por aldeas que me meten estos del partido en Galicia.
Durante una hora habló
con la vicepresidenta le contó la conversación con el president y le explicó el
plan que habían diseñado, más bien que le había insinuado Artur y había
hecho suyo. Cuando terminó la conversación estaba satisfecho encendió un habano,
y se sirvió otra copa de vino de la hielera que tenía constantemente a lado de
la mesa de nogal. Pensó que la idea de Artur podía ser fundamental para apagar
las protestas que se preveían para el otoño. Por lo menos para que los
españoles pensaran menos en recortes y rescates. Abrió el Marca y mientras
degustaba el vino y el aroma del puro pensó que a lo mejor todo saldría mejor
de lo que esperaba. Ese día jugaba la selección de baloncesto en las Olimpiadas
y quería dejar cerrado el tema antes de que lo televisaran. Levantó el teléfono
de mesa, instalado por la seguridad de Moncloa, y una secretaria atendió
rápidamente la llamada.
— Páseme
inmediatamente con el Presidente de la Xunta
Mientras esperaba,
Mariano intentaba recordar la voz de la secretaria, no por que le interesaran
mucho, si no porque corría el rumor que una de ellas estaba liada con uno de
sus asesores, un supernumerario del Opus con mucha gomina en la cabeza y que
apuntaba alto.
— ¡Hola Presidente!,
jeje... Muy buenos Alberto, muy buenos, pero mejor el vino..., ¡espectacular!,
ahora mismo estoy degustando una botella - y bebió un sorbo del maravilloso
caldo.
— Mira Alberto, tienes
que convocar elecciones ya, esto se va a poner muy feo, tenemos informes de que
Vázquez quiere convocarlas para el 21 de octubre y así las hacemos coincidir,
sabes que no me gusta especular, jeje..., Es posible que en Cataluña también,
aunque por desgracia no podrán ser en octubre. Se van a producir unos
acontecimientos, que controlados como Dios manda, nos pueden venir muy bien en
Galicia, donde no podemos permitirnos perder las elecciones.
Mariano escuchó con
gesto de impaciencia al Presidente Gallego y volvió a intervenir en la
conversación.
— Nada Alberto, lo que
yo te diga, convoca ya, prepáralo todo, el informe que me pasaste la semana
pasada lo dice muy claro, los socialistas están destrozados, no tienes más que
verle la cara a Alfredo, el Bloque desgajándose, mi amiga Rosita no se va a
comer una rosca después de meterse con los gallegos, es el momento Alberto,
¡los cogemos con la guardia baja…!
Mientras seguía
escuchando, sorbió dos o tres veces de la copa de vino y volvió a
impacientarse.
— Amosss a ver, soy el
Presidente del Partido, y el de España, hazme caso, no es una sugerencia, no me
discutas prepárate para convocar el 21 de octubre. No hay más que decir, mañana
te llamará Soraya y Dolores para atar cabos, bueno..., mejor Dolores que no
sepa nada, últimamente se le suelta mucho la boca, jeje.
Un poco enfadado
escucho a su interlocutor, pero le cortó de inmediato.
— No te preocupes, lo
tengo todo calculado, en Galicia arrasarás, el pobre Basagoiti no tiene nada
que hacer, pero menos Patxi, jejeje, según las encuestas sin cocinar
que tenemos, ganarán los etarras y eso creará más preocupación, lo cual nos
interesa. Adiós Alberto..., y cuando quieras puedes mandarme más marisco y
albariño que estaba muy bueno, Elvira se ha empeñado en traer un camión de
tuppers y estoy cansado de filetes empanados, croquetas caseras y tortilla.
Colgó el teléfono y
tras servirse una enésima copa de vino llamó por su teléfono directo
— President…. jajaja,
soy el Presidente, buenas Arturo, digo Artur, que ya está todo arreglado, habla con Sorayita y ella te explicará. Vete
pensando quien agitará el árbol en tu partido, yo ya tengo pensados a los míos.
Escuchó atentamente al
President y cuando terminó de hablar le contestó:
— No te preocupes por
él, le ofreces una suite a perpetuidad en el Palace de Barcelona y aceptará...,
jajajaja, President, jeje..., una abraçada, digo..., un abrazo, jeje.
Mariano se estiro en
el sillón, cogió un bolígrafo y empezó a escribir una lista mientras la
recitaba en voz alta:
Esperanza, Alejo,
Wert, Gallardón..., humm, tendría que llamar a Pedo Jota, ¿a ver...?, sí le
llamo yo. Somoano, Bieito..., ¡ah! se me olvidaba Paco Marhuenda, bueno después
sigo, me apetece leer el As.
Se levantó de la mesa, se quito las zapatillas, se recostó en el sofá con el As en las manos, a las 12 de la mañana se echó la siesta del burro y volvió a tener sueños humedos con Ángela.
Espiando a Mariano en Sanxenxo un día de agosto de 2012. I AÑO MARIANO
Me has sacado unas buenas risas ja ja ja!.
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