Llevamos años asistiendo a la criminalización de las protestas ciudadanas ante la devaluación continuada de nuestra “democracia” y el asalto controlado y prediseñado a la Constitución Española sin que nadie con capacidad de hacerlo haga nada ni nadie con capacidad de divulgarlo lo divulgue y ante la pasividad de la Justicia y de los que deberían velar por ella. El poder, indiferentemente de donde esté situado, ha lanzado a sus perros contra todo lo que se mueva.
Los que acampaban en
la Puerta del Sol con el 15M eran antisistemas radicales y violentos,
perroflautas, camorristas, tontos, ignorantes,
payasos, sucios y malolientes, se pasaban el día “follando”, y tomando
drogas y hasta tenía plantaciones de cáñamo en Sol, cosa que si fuera verdad
sería un milagro de la naturaleza.
A Ada Colau le
dijeron de todo cuando en una Comisión del Congreso dijo del representante de
la Asociación Española de la Banca que había intervenido antes que ella: "Si
no le he lanzado un zapato a este señor es porque creía que era importante
escucharle hasta el final, este señor es un criminal, y como tal deberían
tratarle... Tratan como expertos a los criminales que han arruinado un
país...". A la misma Ada Colau y a la organización de la que es
portavoz, Plataforma de Afectados por la
Hipoteca, los llamaron "filoterroristas", terroristas, nazis, caza
judíos y hasta “come niños” cuando
comenzaron con los escraches a los diputados del PP por el asunto de la ILP
sobre los desahucios, la campaña fue dialécticamente violenta por parte de
políticos y opinadores surtidos incluido Felipe González y algún otro conmilitón
venido a menos ideológicamente.