Solo el PP y la Coalición
Alternativa Galega (A Nova + EU)
pueden salir contentas del resultado de las Elecciones al Parlamento Gallego
del pasado domingo, el Partido Popular de Galicia que con 41 diputados gobernara con una mayoría más que suficiente, y la coalición que lidera el histórico líder nacionalista Xosé Manuel Beiras que consiguió 9 diputados partiendo de cero, Esquerda Unida no tenía representación
parlamentaria y A Nova-Irmandade Nacionalista es una coalición que apenas tiene
tres meses. El desastre de los dos partidos hegemónicos del arco de la izquierda
gallega, PSG y BNG, es histórico, máxime cuando tan solo hace cuatro años
gobernaban los dos juntos en el gobierno bipartito que más bien fueron dos
gobiernos de dos partidos en vez un gobierno de dos partidos.
La abstención en
Galicia es endémica, en 1981, las primeras elecciones autonómicas gallegas votó
el 46,28%, en 1985 el 57,40%, en 1989 el 59,51%, en 1993 el 64,19%, en 1997 el
62,92%, en 2001 el 60,16%, en 2005 el 64,21%, en 2009 el 64,43% el día 21, según
la información de la Xunta, 63,80%. A simple vista pareciera que la abstención
habría subido 0,63 puntos porcentuales e incluso defendí erróneamente en la
noche electoral que la abstención no era muy alta viendo el desarrollo
histórico de esta y la desafección de los ciudadanos por la política.