Viene de: "El secuestro del Santa María. Una accíon olvidada de la Oposición al Franquismo. 1ª.
Una vez tomado totalmente el buque e inmovilizados los oficiales había que ser rápido y poner en marcha el plan, pero había un problema con el que no habían contado, el tercer oficial, João Nascimento da Costa, estaba muerto y dos tripulantes heridos; los guerrilleros más jóvenes, que nunca habían estado en una acción armada, están consternados. Además la muerte del oficial provocó una alteración en los planes iniciales que produjo que al final el objetivo del secuestro no se consiguiera.
Una vez tomado totalmente el buque e inmovilizados los oficiales había que ser rápido y poner en marcha el plan, pero había un problema con el que no habían contado, el tercer oficial, João Nascimento da Costa, estaba muerto y dos tripulantes heridos; los guerrilleros más jóvenes, que nunca habían estado en una acción armada, están consternados. Además la muerte del oficial provocó una alteración en los planes iniciales que produjo que al final el objetivo del secuestro no se consiguiera.
Federico Fernández
Ackerman, que tenía 21 años y formaba parte del grupo que tomó la Estación T.S.F., cuenta que
estando de guardia en la puerta, mientras dos compañeros encañonaban dentro al oficial radio
telegrafista, escuchó disparos hacia la parte delantera del
barco; recuerda que se dirigió al Puente y cuando entró casi se tropieza con el
cuerpo del oficial muerto, tendido en el
suelo, sobre un charco de sangre: “Salí a cubierta y recuerdo que, viendo ese mar oscuro sin horizonte, en ese momento de nausea, estuve a punto de tirar la pistola, dudé, no lo hice. Después pensé en tirarme al mar, me dije que yo no servía para esto… pero tampoco lo hice”.
Momento de descanso en el Santa María. A la derecha Federico Fernández Ackerman detrás el anarquista español Francisco Manuel Rico Leal. |
Una vez rendido el
buque, y como era necesario ocultar la derrota del Santa María, se cortan las
comunicaciones para no delatar su posición. Soutomaior, el único con
conocimientos de navegación, había sido alférez de navío de la Armada Española
durante la monarquía y teniente de navío durante la Guerra Civil en el bando
republicano, da la orden de poner las máquinas a toda velocidad: “Acelere hasta
el límite de seguridad, a ver si puede alcanzar por lo mínimo 20 0 21 nudos”
ordena al oficial de guardia en las máquinas. El Santa maría enfila en
dirección al Canal de Santa Lucía, en las Islas de Barlovento, que se abre
entre el extremo sur de la Martinica y la punta norte de la Isla de Santa
Lucía.
Poco después se
produce una reunión, en el camarote del capitán, entre el Estado Mayor del DRIL
(Velo, Galvão y Soutomaior) y toda la oficialidad del barco. Galvão toma la
palabra y les comunica que han sido ocupados por el Movimiento Nacional
Independiente (MNI) del General de Humberto Delgado integrado en el Directorio
Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) que está formado por portugueses,
españoles y gallegos. Les dice que tienen tres opciones: unirse al movimiento
revolucionario anti salazarista, colaborar profesionalmente de forma voluntaria
sin compromiso político u obedecer sus órdenes y considerarse prisioneros. Los
oficiales escogen la tercera opción y se les hace saber que si dan su palabra
de honor de aceptar sus órdenes y no intentan sublevar a la tripulación o al
pasaje no serán encerrados y podrán moverse libremente entre los alojamientos y
el Puente del Sol; pero en el caso de que alguno faltase a la palabra dada
serían fusilados inmediatamente. Dan su palabra de honor y a partir de ese
momento se ponen a las órdenes de Soutomaior.